jueves, 22 de julio de 2010

Cine Mudo


CINE MUDO

El cine mudo es aquel que no posee sonido grabado y sincronizado, referido especialmente a diálogo hablado, consistiendo únicamente en imágenes.
La idea de combinar las imágenes con sonido grabado es casi tan antigua como la cinematografía en sí, pero hasta finales de los 20, la mayoría de las películas eran mudas. Este periodo anterior a la introducción del sonido se conoce como la "era muda" o el "período silente". Después del estreno de la película El cantante de jazz, las películas habladas fueron cada vez más habituales y diez años después, el cine mudo prácticamente había desaparecido. La era del cine mudo a menudo es referida como "La Edad de la Pantalla de Plata"

HISTORIA

La primera película muda fue creada por Louis Le Prince en 1888. Era un filme de dos segundos que mostraba a dos personas caminando alrededor del jardín roundhay Garden, se tituló El Jardín de Roundhay
El arte de la cinematografía alcanzó su plena madurez antes de la aparición de las películas con sonido, a finales de los años 20. Muchos eruditos sostienen que la calidad estética del cine disminuyó durante varios años hasta que directores, agentes y el personal de producción se adaptaron al nuevo "cine sonoro". La calidad visual de las películas mudas -especialmente las producidas durante los años 20- era a menudo muy alta. Sin embargo, hay una falsa y muy frecuente idea, de que estas películas eran primitivas y de mala calidad comparadas con los estándares modernos. Esta falsa concepción es debido a que tales películas presentaban errores técnicos (tales como películas reproducidas a velocidad incorrecta) y debido al deterioro de muchas películas mudas (muchas grabaciones existen solamente gracias a las copias de segunda o incluso tercera generación que se hicieron, debido a que el filme original estaba ya dañado y descuidado).




CARTEL FRANCES

Dado que el cine mudo no podía servirse de audio sincronizado con la imagen para presentar los diálogos, se añadían títulos para aclarar la situación a la audiencia o para mostrar conversaciones importantes.
El escritor de títulos se convirtió en un profesional del cine mudo, hasta tal punto que a menudo se le mencionaba en los créditos al igual que al guionista. Los "intertítulos" (o títulos, como se les llamaba en aquel entonces), se convirtieron en elementos gráficos por si mismos, ya que ofrecían ilustraciones y decoraciones abstractas que hablaban sobre lo que podíamos ver en pantalla.




MUSICA EN VIVO Y SONIDO

Las proyecciones de películas mudas normalmente no transcurrían en completo silencio: solían estar acompañadas por música en directo, habitualmente improvisada por un pianista u organista. Ya en los comienzos de la industria cinematográfica se reconocía a la música como parte esencial de cualquier película, para ambientar la acción que transcurría en la pantalla. Los cines de ciudades pequeñas normalmente tenían un pianista para acompañar la proyección; los de ciudades grandes podían tener organistas o incluso orquestas completas, que podían añadir efectos de sonido. Algunos órganos de teatro tales como la famosa Rudolph Wurlitzer Company (conocida en ese entonces como la poderosa Wurlitzer); podía simular algunos sonidos de orquesta junto con un gran número de efectos sonoros. También en ocasiones había un narrador que, con voz en off, relataba los intertítulos o describía lo que iba ocurriendo.

TECNICAS DE ACTUACION


El cine mudo requería un mayor énfasis en el lenguaje corporal y en la expresión facial, para que la audiencia pudiera comprender mejor lo que un actor estaba representando en la pantalla. Vistas retrospectivamente, algunas películas de la era muda pueden resultar extrañas, ya que puede dar la impresión que los actores sobreactúan de manera exagerada. Debido en parte a esto, las comedias mudas tienden a ser más populares actualmente que los dramas, porque la sobreactuación resulta más natural en una comedia. No obstante, en algunas películas mudas las actuaciones son más sutiles, dependiendo del director y de la habilidad de los actores. La sobreactuación era un hábito que los actores frecuentemente arrastraban de la escena teatral, y los directores más familiarizados con el nuevo medio la desalentaban.

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